¿Por qué tengo los dientes sin brillo? La razón está en tu esmalte dental

El encargado principal de dar brillo a nuestros dientes es el esmalte, aunque no es su único trabajo ni tampoco el más importante. Como ya te hemos contado en otras ocasiones en nuestro blog, su cometido fundamental es proteger tus piezas dentales de todas las agresiones externas que sufres a lo largo del día. Masticar, morder, desgarrar serían trabajos de alto riesgo para tu salud si no fuese porque este tejido mineral –el más duro de todo el cuerpo- recubre nuestros los dientes y frena la acción perjudicial de algunas bacterias que anidan en la boca. Una de las más temibles es la streptococcus mutans que produce ácidos que se pegan a los dientes y atacan al esmalte dental. Como ya habrás adivinado, es la bacteria que está detrás de la caries.

Aunque esta infección es una de las maneras más extendidas de perder progresivamente el esmalte dental, hay otras muchas razones que pueden hacer que sientas que tus dientes no tienen brillo sin que sepas muy bien la causa. Te detallamos algunas aunque, como siempre, lo más importante es que en cuanto notes que tus dientes están opacos, ásperos o con mal aspecto, te pases por la consulta.

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Una ingesta excesiva de bebidas carbonatadas o una dieta, en general, rica en hidratos de carbono

Las bebidas ácidas, los hidratos de carbono y el azúcar son los principales causantes de la caries. ¿Eso quiere decir que no puedes tomar un zumo de naranja natural, una bebida carbonatada o unas patatas fritas? Puedes hacerlo pero, en nuestra opinión profesional, es importante que se den dos circunstancias. La primera que sea una excepción y no la regla. Una dieta rica en azúcares –y los hidratos de carbono lo son- va a tener consecuencias en todo tu cuerpo, no solo en tus dientes. Procura limitar su consumo. La segunda, es que tengas una higiene dental óptima y sigas algunos consejos. Por ejemplo, no te cepilles los dientes inmediatamente después de comer o beber algo ácido. Prueba primero a enjuagarte bien la boca con agua para, unos 20 minutos más tarde, hacer tu cepillado habitual. Además, en la medida de lo posible usa una pajita si sabes que vas a ingerir una bebida rica en ácido.

Patologías dentales como el bruxismo

Rechinar los dientes es un acto involuntario que cada día sufren más personas. Suele asociarse a la noche y al sueño, pero hay pacientes que también lo hacen de día. Es necesario un tratamiento para conocer las causas y el tratamiento más adecuado para cada uno, pero lo que tenemos claro es que es una patología que daña gravemente el esmalte de los dientes. De hecho, puede incluso desplazarlos.

Microfracturas o fracturas no solucionadas

Hay veces que damos a los dientes usos para los que no están hechos. Usa tus dientes solo y exclusivamente para comer y evita hacer palanca con ellos, abrir cosas, romper objetos pequeños o morderte las uñas porque puedes provocarte una microfractura. También hay fracturas accidentales por caídas en las que se producirá pérdida de esmalte. Muchas personas creen que no pasa nada por tener un diente roto cuando lo cierto es que sí pasa. Principalmente, serás más propenso a sufrir caries porque, por así decirlo, tu diente está herido, ha perdido parte de su escudo protector y las bacterias tendrán mucho más fácil su acción destructora.

Mordida incorrecta por un problema de oclusión

Morder incorrectamente quiere decir que la arcada superior y la arcada inferior no encajan bien. Decimos entonces que existe un problema de oclusión porque existe alguna desconexión entre los dientes superiores e inferiores. Una mordida que no es armónica puede causar dientes astillados, fracturados o agrietados y, por tanto, con daños en el esmalte.

Cepillado de dientes incorrecto

Un cepillado de dientes demasiado agresivo puede hacer que, sin querer, te cargues tu esmalte. No suele ser lo habitual, pero si eres de los que cumplen tres veces al día y aplicas una fuerza innecesaria puede ocurrirte. En ese sentido, es importante que elijas bien tu cepillo de dientes. La combinación de un cepillo duro con una técnica dura es letal para el esmalte y también para las encías. Dos minutos de limpieza tras cada comida con un cepillo de cerdas suaves recorriendo toda la dentadura y todas las caras de cada diente (delantera, trasera y parte de arriba) es suficiente para eliminar los restos de alimentos. Si lo haces así –insistimos, tras cada comida- no hará falta que seas muy vigoroso. Recuerda este símil: el cepillado se asemeja a la fase de lavado, no a la de centrifugado.

Trastornos alimentarios como la bulimia

La bulimia es la ingesta excesiva de alimentos que después se intenta compensar con conductas anómalas como vómitos. Una de las consecuencias más visibles de este trastorno alimentario es la pérdida de esmalte dental ya que el vómito es fuertemente ácido.

Comer alimentos muy duros

Ojo con masticar hielo, comer alimentos crudos muy duros o intentar abrir frutos secos de cáscara dura. Es cierto es que nuestros antepasados estaban preparados para una alimentación mucho más dura, pero la evolución ha hecho que poco a poco nos hayamos hecho más ‘blanditos’. No fuerces la máquina.