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Al margen de su perjuicio estético, la maloclusión es un trastorno más común de lo que crees. Por suerte, detectarla temprano facilita el buen curso del tratamiento y esquiva las complicaciones. Si te interesa saber más sobre los factores de riesgo o las soluciones odontológicas para la malposición dentaria, estás en el lugar adecuado.
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Por qué necesito corregir la maloclusión
Se produce cuando las mandíbulas no encajan correctamente o los dientes están mal alineados. Si tienes estos problemas, tus dientes no podrán ejercer la fuerza para masticar de forma homogénea, lo que acelerará su desgaste y sobrepresionará los maxilares.
En los niños, es habitual que las mandíbulas sean pequeñas para albergar los 32 dientes y desaparezca el espacio interdental necesario. Otra situación recurrente es que el primer molar inferior se sitúe retrasado, lo que da la impresión de que el niño posee unos incisivos prominentes y una barbilla retraída.
Ten en cuenta que, cuando la alineación dentaria es correcta y la mordida es la fisiológica, las mejillas y los labios están protegidos de ser mordidos mientras que los dientes inferiores salvaguardan la lengua.
Ya sea debido al apiñamiento, a una sobremordida o a la mordida abierta o cruzada, este encaje anómalo entraña multitud de inconvenientes:
- Dificultades funcionales para masticar, deglutir, hablar o limpiarse los dientes.
- Predispone a enfermedades dentales como la gingivitis, caries o periodontitis.
- Daña la articulación temporomandibular. Si padeces dolores de cabeza con regularidad, puede ser sintomático de sobrecarga en la mandíbula.
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No siempre la genética es culpable
Aunque sabemos que los antecedentes familiares de malformaciones craneales o patologías dentales tienen gran preeminencia, existen otros desencadenantes a considerar:
- Defectos congénitos, como el labio leporino o paladar hendido.
- Enfermedades como el raquitismo, hipotiroidismo o cáncer de boca.
- Malos hábitos adquiridos en la niñez, como abusar del chupete, chuparse el dedo o morder lápices a todas horas.
- Bruxismo, deglución atípica o respiración oral. Algunos niños pueden necesitar la intervención de un logopeda para superar estos vicios.
- Coronas, empastes, prótesis o correctores mal ajustados.
- Mala alineación de los maxilares tras una fractura.
La prevención siempre es el mejor tratamiento
La correcta higiene bucal y no postergar las revisiones odontológicas permitirán que, en caso de maloclusión, el procedimiento te resulte más sencillo y no requieras cirugía.
Con los niños, te recomendamos realizar la primera revisión al cumplir el primer año de vida; y, a los 7, acudir al ortodoncista.
En la actualidad, el tratamiento de ortodoncia destinado a revertir la maloclusión contempla:
- Los brackets metálicos, de colores o linguales, imperceptibles al estar ajustados en la cara interna del diente.
- Los correctores removibles, como retenedores y expansores del paladar.
- La ortodoncia invisible, muy popular por su discreción y comodidad.
Como ves, la maloclusión, aunque en distinto grado, está muy presente. Recuerda practicar estos pequeños gestos para contribuir a prolongar la salud de tu boca.